Ensoñación dirigida



1ª etapa: Flotando en el sonido interno. Se trata de que las piernas y brazos del cuerpo energético se eleven sucesivamente al inspirar y descansen de nuevo al expulsar. Hasta que las sensaciones sean claras y podamos mover libremente las extremidades etéricas…hacemos el mismo trabajo con la parte central del cuerpo. Al principio el cuerpo se hace insensible y ligero, pero la cabeza y la respiración nos atan todavía a las sensaciones conocidas, por eso a este estado intermedio podemos llamarlo “solo cabeza”.

El sonido interno de base es una especie de pitido o canto de grillos que se escucha en las
sienes…cuando practicamos las kriyas energéticas de purificación y vamos recargando el cuerpo luminoso, se transforma en sonido de campanas o anahat nadam, la música del corazón.

2ª etapa: Atravesando el túnel de eternidad azul. Seguidamente observamos en la frente el muro de niebla o pantalla mental, mientras vamos profundizando en el relajamiento. Es aquí donde aparecen las nubes flotantes de color, así como las formas geométricas coloreadas y más adelante el ojo de Shiva o túnel de eternidad por el cual nos comunicamos con otras dimensiones y traspasamos el tiempo y el espacio. Se trata de atravesar los mundos solares, lunares y relampagueantes, hasta dejarnos absorber por la espiral de vida que constituye el ojo de dios, también llamada grieta entre los mundos. Es
el momento de confiar totalmente en el espíritu que debemos invocar como contacto y protección (sea en forma de guías internos, a través de la presencia yo soy o de manera abstracta).

3ª etapa: Activando el cuerpo luminoso. Hemos de seguir atentamente todo el proceso mientras atravesamos el umbral del túnel de eternidad, lo que nos permite sentir la envoltura energética y salir como si fuéramos aspirados por la estrella del alma. Es entonces cuando somos capaces de vislumbrar la forma de luz de nuestro espíritu…Si superamos la experiencia de disolución y neutralizamos el miedo que provoca en la casi totalidad de los practicantes, antes o después nos encontramos frente a nosotros mismos. Resuena un sonido muy intenso en la cabeza, que vibra hondamente como un terremoto, y en un cierto momento sucede un chasquido en la nuca, como si se reabriera una puerta que ha estado mucho tiempo cerrada. Entonces llega la sensación de elevar la parte superior del cuerpo (o estirarnos hacia atrás por la fontanela) y es semejante a un ascenso de la energía kundalini, arrastrándonos fuera de la armadura de carne y haciéndonos perder la identificación cotidiana que nos encierra en la forma humana. Nos sentimos morir…y poco después llega un magnifico sentimiento de libertad y espacio abierto, sin límites.

4ª etapa: Un acto de Poder. Es el momento de descubrir la respiración libre, ajena al
movimiento pulmonar. Una respiración que otorga felicidad y fusión con todo. Sentimos palpitante la envoltura luminosa y nos identificamos con ella…la aceptamos como el nuevo vehículo que debemos utilizar para viajar por los mundos del alma. Este huevo o capullo integrado por millones de filamentos luminosos es capaz de responder a nuestras preguntas más profundas sobre el amor, la vida, las dimensiones, el sentido de lo humano…

Ahora descansamos en un estado de sueño profundo y al mismo tiempo consciente, como si hubiéramos despertado en el cuerpo de ensueño en medio de la noche y nuestro cerebro vibra en la frecuencia de las citadas ondas theta, de unos cinco ciclos por segundo. Ha llegado el momento de darnos la orden de ver nuestras manos y estamos atentos a la sensación que produce en el vientre. El triángulo ojos-manos-vientre produce un efecto generador de energía que hace vibrar cada célula de nuestro cuerpo de luz, como un alimento poderoso que hiciera rebosar el depósito de energía del centro hara, en el vientre. La clave está en que nada más reconocer nuestras manos hemos de reconocer también que estamos en un nivel profundo de ensoñación. Aprovechando ese choque energético para cargar nuestro cuerpo de ensueño y permitirle hacer sus viajes libremente.

5ª etapa: Viajar a un lugar elegido previamente. Esta etapa permite comenzar el trabajo de ensoñación en la actitud de un verdadero guerrero o amazona. Una vez dominada otorga libertad de movimientos en los planos del soñar. Primero acumulamos la energía que produce vernos las manos a voluntad, e inmediatamente creamos un paisaje ante nosotros con toda esa energía disponible. El siguiente paso es movernos torpemente a través de este escenario creado desde la segunda atención del soñar y aprender a desplazarnos sin perder el equilibrio ni las referencias cambiantes. Echando miradas fugaces y evitando concentrar la atención en un objeto porque en los planos del nagual todo lo que fijes con la mirada inmediatamente se transforma.

Con el tiempo y la práctica nuestra energía aumenta considerablemente y al fin aprendemos a fijar y solidificar las cosas indefinidamente, hasta que el entorno se mantiene y llega a parecer totalmente real. Entonces es posible dar un paso más y viajar a
lugares conocidos en tiempo real, ver a personas cercanas y hasta dialogar con ellas (al principio evitar gatos y niños), tener sueños premonitorios reales, encontrar hechos ocultos, cambiar algún objeto físico de lugar, ect.

Recuerda que al trabajar en el sueño consciente hemos de ser tal livianos como plumas al aire, practicando con gran integridad y con cordura (sin preocupaciones y plenos de autoconfianza), pero sin perder nunca la sonrisa ni la ligereza interna. Entonces será fácil que los sueños ordinarios se conviertan en verdaderos ensueños. Reconoce al soñante dentro del sueño y asume el mensaje profundo que transmite cada una de tus aventuras en el otro lado de la existencia.

Los exploradores del crepúsculo.
Emilio Fiel (Miyo).

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