Ascender, descender


Tengo dos rumbos primordiales de conexión en la metáfora de la cruz de la vida, es un canal de ascensión y descenso constante que fluye en potencia según se lo permita, según se lo reconozca, según se lo practique.

Este canal lo observo entre dos puntos de origen, entre dos puntos finales que lo son y no lo son, que es uno por partir de sí mismo y dos por el espacio que se otorgan. Es pues, el misterio de la auto-manifestación expresada en vibración y fractalizada en frecuencias.

Tengo entonces este fluir que mueve la energía que habita en mí, ambos traen y llevan, ambos otorgan y reciben como lo hace la respiración profunda y consciente de mi interior con el exterior. Y así, pero a la inversa, nace una conversación entre dos estados que no necesita de diálogo ni razonamiento, es un humilde fluir que guarda la potencia de la vida.


¿Cuánta energía podemos mover?...









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